Mateo era un niño que vivia en las nubes. 

El era el encargado de observar desde arriba el comportamiento de la gente.

Cada vez que veia una persona triste hacia que el sol saliera.

Siempre que veia una persona que jugaba con agua cristian lloraba y lloraba para que hubiera agua .

Solo había una cosa que a Mateo no lo inspiraba favorecer: el amor. Cada vez que veía a una pareja enamorada, en seguida se dedicaba a manipular el clima en su contra, de tal manera que siempre le estropeaba el día a cada pareja que veía; su hermana menor desaprobaba su conducta, pero no podía hacer nada porque el que estaba a cargo del clima era Cristian

El hecho era obvio:  Mateo no creía en el amor, hasta que un día la vio: columpiándose en el parque la niña más bonita que había visto en toda su vida, con su cabello rizado hasta la espalda, con ojos dulces que reflejaban alegría y una sonrisa que contagiaba hasta al más desdichado del mundo.