Había una vez en un reino muy lejano una familia de figuras geométricas. Era una reino de buenas figuras donde todos se amaban y no discriminaban.

Todo era felicidad en el vecindario. Las figuras vivían en paz y todos eran tratados con igualdad. No habían problemas en el reino de las figuras. 

Hasta que un día todo cambió. El rey necesitaba una esposa y mandó a traer señoritas de figuras geométricas del reino para escoger la más hermosa de todas.

 Primero, llegó la señorita Triángulo y era amistosa y chistosa pero no le causó gran sensación al rey. “Gracias por venir, pero tu solo tienes 3 lados y 3 vértices. Además pareces un pedazo de pizza y yo odio el queso porque huele a pies. Lo siento pero no puedes ser mi reina,” dijo el rey. La señorita Triángulo se ofendió y salió llorando a mares del castillo del rey.

Después, llegó la señorita Cuadro y ella tenía una figura hermosa, porque hacia mucho ejercicio para mantenerse cuadrada y aun asi no le causó sensación al rey. Gracias por venir, pero tu solo tienes 4 lados y 4 vértices. Además pareces una caja de chocolates, y a mi no me gusta el chocolate porque me causa gases. Lo siento pero no puedes ser mi reina,” dijo el rey. La señorita Cuadro se ofendió y salió llorando a mares del castillo del rey.

Luego, llegó la señorita Pentágono y lucía fenomenal pero eso no fue suficiente para impresionar al rey. “Gracias por venir, pero tu solo tienes 5 lados y 5 vértices. Además pareces a una placa de beisbol, y yo aborrezco el beisbol porque los partidos son increíblemente aburridos. Lo siento pero no puedes ser mi reina,” dijo el rey. La señorita Pentágono se ofendió y salió llorando a mares del castillo del rey.