Erase una vez, una adolescente que vivía en un pueblo llamado Nextitlán, ella decía siempre que era "el pueblo de las maravillas" porque se identificaba con su comunidad y sus habitantes, compartían las mismas costumbres y tradiciones además vivía cómodamente en una cabañita junto con su familia. 

Cada viernes era muy divertido porque llegaban antropólogos a hacer etnografía con la familia de Agata y jugaban con ella, le preguntaban cosas de su comunidad y de las otras cercanas a esta.

 - oye Agatita, tus amiguitas no te dicen nada por tener una ropa diferente a la suya? 

 - ¿Qué tiene mi ropa? mi tio me la envió de Estados Unidos y además para ellas no es importante eso, con que yo las vea en la misa de los domingos, esta bien.

Un día iba fue al mercado con su mamá y vio a un niño que no era de Nextitlán pero a ella le gusto mucho y el niño la vio por lo que le sonrió.

Llegando a su casa le conto a su papá lo que había pasado y le dio las características exactas de como era el niño, pero su padre se enojo. 

-No te tiene que gustar el Pedro, él es de de Cuatlixco, es hijo de el presidente de ahí niña y sabes que no podemos entablar relaciones con esas personas. 

-Pero padre, él no tiene la culpa, ni yo. 

Los dos siguientes días llegaron el grupo de antropólogos a la casa de Agata pero vieron que existía un  ambiente diferente por lo que platicaron con los padres de lo sucedido. 

Agata no entendía muy bien porqué la causa del enojo de su padre, solo recordaba que se trataba de algo con las relaciones sociales, por lo que les pregunto a los antropólogos para sacarse de dudas. 

-No sé que pasa con lo que piensa mi padre - ella estaba muy triste. 

Pues veras Agatita, por conflictos desde hace mucho mucho tiempo estas dos comunidades no entablan relaciones ya que se piensa que los de Nextitlán se apropiaron de una porción del territorio de Cuatlixco, pero no pasa nada nosotros comprendemos y hablaremos con tu papá. 

Los investigadores decidieron hablar con el padre de Agata explicando que su investigación estaba relacionada a los limites étnicos y entendían las causas del problema.

Una vez entendiendo la causa del problema el papá cambio de parecer y decidió hablar con su hija. 

-Agata, discúlpame por ponerme asi, son cosas que no comprendía muy bien pero toda mi vida pensé diferente. Sólo son cuestiones de juicios y entiendo que los tiempos cambian. Creo somos a única familia del pueblo que se cierra a estos nuevos discursos de igualdad y derechos. - él abraza a su hija. 

-Padre yo ahora entiendo tu enojo, y agradezco tu aceptación hacia mi.  

Años más tarde, Agata y su novio Pedro se hicieron lideres de sus respectivas comunidades y lucharon por los derechos de igualdad y justicia de sus habitantes.

 Ambas familias ayudaban continuamente a los muchachos y los antropólogos orientaban a Agata, también  seguían investigando en la comunidad.  

     FIN