Barry, era un pequeño elefante que vivía en la sabana en África junto con su manada.

Su mamá, siempre le contaba historias interesantes sobre lo que ocurre en la Naturaleza y el mundo en general.  

Es por eso que Barry siempre tenía interés en conocer y saber más cosas; observaba con atención todo su alrededor, descubría y aprendía algo nuevo cada día y también hacía nuevos amigos, como Kiko el lémur. 

Pero había algo que a Barry le gustaba más sobre todas las cosas, y era, cada noche mirar la Luna.

Siempre se preguntaba cómo podría estar más cerca y si sería verdad que era de queso o que tenía un conejo escondido sobre ella. 

Cada noche, soñaba con ir hacia la Luna...

Soñaba con tomar un cohete que lo dejara cerquita de ella...

Soñaba con dar un salto tan grande, que pudiera llegar de una sola vez...

Y también soñaba con que la Luna pudiera bajar y jugar con ella como si fuera una pelota...

Un día, le contó a su mamá sobre sus sueños y sobre lo mucho que deseaba estar cerca de la Luna. 

Mamá elefanta, le dijo que si en verdad quería estar tan cerca de la Luna, esa noche visitara el lago y encontraría una sorpresa.  

Así que Barry, esa noche caminó hacia el lago. 

Comenzó a ver que una parte del camino se iluminaba, así que siguió ese camino.