Hace muchos años, en un mundo celular, existían jóvenes organelos quienes desarrollaron grandes capacidades y poderes que contribuían, a través de su trabajo, a prevalecer la paz en su mundo celular. 

Vacuola era un joven apasionado y muy tímido que soñaba con convertirse en uno de los mejores organelos y trabajar en las células animales/humanas, ya que, las vacuolas como él tenían “más oportunidades”.

Su padre tenía una agencia de balance hídrico, pero Vacuola no quería dedicarse a la empresa vegetal familiar, él era un gran admirador de Núcleo, aspiraba a ser como él, un organelo de gran importancia e igual de impresionante, debido a que Núcleo era muy famoso y siempre ayudaba a otros.

Vacuola asistía a una secundaria regular de organelos, donde les enseñaban todo lo referente a las funciones que desempeñarían al ser mayores, pero él quería sobresalir y convertirse en un gran organelo para no ser sólo uno más. 

Vivía en la unidad vegetal, la cual estaba cerca de la unidad animal, ahí se encontraba Lisosoma. Era un compañero de clases, que a través de sus actos y comentarios siempre le hacía sentir menos.

Vacuotonto

Sin embargo, Lisosoma tenía un pensamiento similar al de Vacuola, quería ser el organelo número uno; todos veían que era bastante asombrosa la forma en la que peleaba, coincidían que de grande sería un gran destructor de virus y bacterias dentro de la sociedad celular, e incluso podría llegar a ser compañero del Núcleo. 

Vacuola siempre lo admiró desde pequeño por lo hábil que era, lo que hizo que Lisosoma creciera siendo muy egocéntrico y aprovechándose de tal admiración se acostumbró a tratarlo mal.

Eres increíble Lisosoma

Lo sé Vacuotonto

A pesar de que todos admiraban a Lisosoma, también sentían un gran temor hacia él, esto debido a que constantemente peleaba con las diferentes moléculas que se encontraba.  Siempre ganaba gracias a sus enzimas, las cuales al ser muy ácidas, hacían que prefiriera aislarse de los demás organelos porque los lastimaba seguido y lo castigaban.

Por otro lado, Vacuola estudiaba mucho sobre el funcionamiento de las células animales y observaba las funciones que desempeñaban sus compañeros.

Un día en clases, la maestra formó binas para realizar y explicar un pequeño proyecto. El descontento de Lisosoma se hizo notar al enterarse que trabajaría con Vacuola, sin embargo, este último siempre con un trato amable, intentaba ponerse de acuerdo con Lisosoma para investigar después de clase.

¡No puede ser! ¿Yo con Vacuotonto?

Después de una exhaustiva clase, Vacuola y Lisosoma optaron por terminar su proyecto en la biblioteca de la escuela, Vacuola estaba muy concentrado leyendo mientras Lisosoma como de costumbre, alardeaba sobre lo potentes que eran sus enzimas. El tiempo transcurrió rápido y finalmente lograron acabar con su proyecto. 

Blablablablabla

Lisosoma vio la felicidad de Vacuola por haber concluido el proyecto, así que al salir de clases decidió ir con él. 

Claro, de camino a nuestras unidades podemos conversarlo

Vacuola, tengo algo que decirte...

De camino a sus unidades se encontraron con un grupo de toxinas, quienes se acercaron a ellos para agredirlos, pues temían a que de grandes sintetizaran a toda su comunidad.

Hay que darles una pequeña probadita de que también nosotros somos peligrosos.

Vaya, ¡qué tenemos aquí! Una pequeña Vacuola y una problemática Lisosoma, que de grandes pretenden sintetizar a los nuestros.

oh no

El pequeño grupo de cuatro toxinas se abalanzó contra los dos jóvenes y empezaron una pelea afuera de la escuela, era una pelea injusta, las toxinas doblaban en número a Vacuola y a Lisosoma. 

Sin embargo, estos dos habían trabajado muy duro para poder emplear sus poderes de desintoxicación, por lo que fácilmente pudieron darle su merecido al grupo de toxinas.