Queremos agradecer a nuestra profesora Estíbaliz por poder haber realizado este cuento. Esperamos que les guste a todo el mundo y que puedan disfrutar como mi compañera y yo hemos disfrutado haciéndolo.
Érase una vez, un cerdito que se llamaba Copito. A Copito le gustaba mucho dormir y comer.
Un día, mientras dormía (inspirar por la nariz y expirar por la boca, teniendo los labios pegados como si fuéramos a soplar), un gallo lo despertó cantando muy temprano (kikiriki kikiriki).
El cerdito, recién despertado (bostezar como si nos estuviéramos despertando), se dirigió a la cocina y preparó un buen desayuno mientras taconeaba (distintos ritmos de taconeos).
Después de haber preparado tan rico desayuno se sentó y comenzó a comer (abrir y cerrar y cerrar la boca, y después rápido, ñam ñam ñam….imitando comer).
Mientras estaba comiendo y lamiéndose los labios (mover la lengua alrededor de los labios mediante movimientos circulares), Copito escuchó un grito de socorro:
- ¡Ayuda! ¡Ayuda!
El cerdito, ante una llamada de ayuda, fue rápidamente (fiuuu, imitando el sonido de velocidad) hasta donde se encontraba aquel grito.
- ¡Ayuda! ¡Ayuda!
Cuando Copito llegó, se encontró con un lobo atrapado en una trampa de cazadores y éste le dijo al cerdito:
- (Auuu, imitar el aullido de un lobo)
¡Ayuda cerdito, por favor! ¡Estoy atrapado!
Copito, al ver que quien pedía ayuda era un lobo, contestó:
- (oin oin, imitar el sonido de un cerdo)
¡No te voy a ayudar porque si lo hago me comerás!
El lobo, ante el rechazo del cerdito por ayudarle, le dijo:
- (Auuu, imitar el aullido de un lobo)
No te haré daño, te lo prometo. ¡Solo quiero que me ayudes a salir de aquí!
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Queremos agradecer a nuestra profesora Estíbaliz por poder haber realizado este cuento. Esperamos que les guste a todo el mundo y que puedan disfrutar como mi compañera y yo hemos disfrutado haciéndolo.
Érase una vez, un cerdito que se llamaba Copito. A Copito le gustaba mucho dormir y comer.
Un día, mientras dormía (inspirar por la nariz y expirar por la boca, teniendo los labios pegados como si fuéramos a soplar), un gallo lo despertó cantando muy temprano (kikiriki kikiriki).
El cerdito, recién despertado (bostezar como si nos estuviéramos despertando), se dirigió a la cocina y preparó un buen desayuno mientras taconeaba (distintos ritmos de taconeos).
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