Había una vez, un hombre que vivía en una cabaña cerca del bosque.

Dicho hombre, solía tener durante el día un aspecto humano, sin embargo, en las noches solía transformarse en un animal feo y extraño. Por lo cual las personas que vivían cerca comentaban que era un brujo.

La gente del pueblo solía tenerle miedo, pero una joven, llamada “Rosemeri”, expresaba en la plaza del pueblo que ella no creía en esos cuentos.

Hasta que en una ocasión, ella iba camino a su casa, en una noche lluviosa y fría, a lo lejos vio una sombra algo extraña, por lo que le dio demasiado miedo. Y noto la presencia de aquel hombre horrible, el cual vio que se transformó en un animal con aspecto espeluznante.

Rosemeri, decidió esperar a que el hombre se adentrara al bosque para escabullirse en su cabaña, cuando entró a la cabaña, vio muchas cosas extrañas, lo que más se hacía notar, era una olla grande.

En dicha olla, se podían ver huesos de diferentes animales, así como también plumas y pelaje, y demasiada sangre en frascos de cristal, las cuales al beberla le daban un poder sobrenatural.