LAURA FRAILE

CARMEN LÓPEZ

MARTA MARTÍN

ALICIA LÓPEZ

Érase una vez, en un pequeño pueblo de Viena, un niño llamado Noel iba de camino hacia un orfanato ya que hace escasos días sus padres habían fallecido en un accidente de tráfico. 

El no sabía a dónde se dirigía simplemente pensaba que se iba a un lugar a jugar.

Durante esa época se estaba acercando la navidad y él siempre la había celebrado con sus padres. 

Allí se encontró con muchos niños y niñas de distintas nacionalidades y edades.

Noel no dudó en ir hacia ellos y preguntarles sus nombres, tenía mucha curiosidad.

Hola, ¿cuál es tu nombre?

Hola,  ¿qué tal?, mi nombre es Erik, ¿tú cómo te llamas?

Me llamo Noel.

Alaaa, pero que nombre más chulo te llamas como Papá Noel.

Sí, a mi me encanta, mis papás me contaron que me pusieron este nombre porque adoraban el espíritu de la Navidad, todos los años esperábamos ansiosos a que llegara.

En la sala, había más niños y una de ellas se acercó.

Mi nombre es Mery, a mi también me gusta la Navidad. Tengo una idea, venid conmigo.

¡Pero que guay! ¡Podemos tachar cuántos días quedan para que llegue la esperada Navidad!

 Sii, es genial esa idea, así sabremos si falta mucho o solo un poquito.

Podemos colgarlo ahí fuera, así lo veremos todos los niños y niñas.

Pero… Había un problema, conforme pasaba el tiempo y se iban tachando los días en el calendario...

 Noel se iba sintiendo más triste porque sabía que esa Navidad iba a ser diferente. Ya no la iba a celebrar en casa con sus padres y eso le hacia no tener ganas de que llegara.

Los demás compañeros se dieron cuenta de lo que pasaba, ya que cuando iban a tachar los días al calendario, Noel ni siquiera se acercaba. 

Mery muy preocupada llamó a Erik para preguntarle si sabía lo que le pasaba a Noel. Pero él tampoco sabía nada. Entonces, acudieron al resto de compañeros, pero ninguno sabía lo que pasaba.