Había una vez, en los pueblos de Castejón y Bujaraloz, tres amigos inseparables:Diego, Nerea y César. A los tres les gustaba la aventura y la exploración. Vivían en Bujaraloz, y muchas veces soñaban con explorar el pueblo de Castejón, del que habían oído tantas historias increíbles y misteriosas.

Un día, mientras disfrutaban de un día soleado en la plaza de Bujaraloz, César tuvo una idea brillante: 

-¿Por qué no vamos a Castejón y descubrimos si las leyendas sobre el bosque encantado son ciertas?

-Si, sí vamos- respondió Nerea

Un día, mientras disfrutaban en la plaza de Bujaraloz de Un día soleado en la plaza de Bujaraloz, César tuvo una idea brillante: 

Nerea y Diego, emocionados por la idea, aceptaron de inmediato. Prepararon sus mochilas con bocadillos, agua y linternas, y se pusieron en marcha, caminando por el camino que juntaba los dos pueblos.

-¿Por qué no vamos a ver al panadero Borja, a ver que nos cuenta? - dijo Diego.

Al llegar a Castejón, fueron recibidos por el amable señor Borja , el panadero del pueblo, quien les contó algo más sobre el bosque encantado.

-Dicen que en ese bosque vive un duende llamado Alex, que guarda un tesoro mágico, pero solo los niños de corazón puro pueden encontrarlo - les dijo con una sonrisa. 

Muy nerviosos, los tres amigos entraron en el bosque, siguiendo un camino de flores que les guiaba. Nerea y César tenían miedo.

-¿Diego, estás seguro que es por aquí ? - preguntaba César.

-Venga va chicos, no tengáis miedo- dijo Diego.

-¡Mirar chicos, ahí al fondo está Alex!- grito Nerea.

En medio del bosque, encontraron un descampado. Allí, estaba el duende Alex, que les sonrió. 

-Bienvenidos, pequeños aventureros, llevo mucho tiempo esperando a unos niños como vosotros- dijo Alex.

Los niños escucharon atentamente el acertijo del duende y, tras pensar juntos, lograron resolverlo. Álex, impresionado por su trabajo en equipo, les entregó un mapa, que les llevaría a encontrar el tesoro.