Me desperté emocionadísima, ¡hoy es mi cumpleaños! ¡Qué ganas tenía de una fiestota! ¡Y de comerme un pastelote!

Antes de levantarme, olvidé que mi gatita estaba durmiendo a mi lado, decidí despertarla.

De repente, oí un gruñidote debajo de mi cama. Nos asustó a mí y a mi gatito. Esperaba que no fuera un monstruote enorme.

Mi gatito saltó de la cama y desapareció debajo de la mía. Mi Habitacito era tan pequeña que empecé a pensar en un plan de escape por si algo saltaba.

Escuché un momento antes de decidir irme. ¡No quería perderme un gran pastelote ni una gran fiestote! Hoy era mi gran día, y no iba a perdérmelo por algo tan pequeño. El pasillo me pareció tan largo al salir, ¡que hasta las puertecitas parecían enormes!

Salí corriendo, pues no quería estar en mi casita. Así que fui al patio trasero a ver mi jardínote. Estaba muy orgullosa de él; mis florcita ahora eran florcotes. Mi jardínote estaba tan lleno de plantas que no pude evitar sonreír.